viernes, 19 de diciembre de 2008

INFORME REALIZADO POR EL PROYECTO DE EXTENSIÓN SOBRE VIOLENCIA ESCOLAR



Reguillo Cruz, Rossana. Emergencias juveniles. Estrategias del desencanto. Editorial Norma. Enciclopedia latinoamericana de Sociocultura y Comunicación. Buenos Aires. Agosto de 2000

El texto de Rossana Reguillo indaga sobre las formas organizativas juveniles en relación de sus maneras de vincularse con el mundo y de constituirse como ciudadano.
A diferencia de los jóvenes de las décadas pasadas en la actualidad se mantiene una constantes: el grupo de pares que opera sobre la base de una comunicación cara a cara, se constituye en un espacio de confrontación, producción y circulación de saberes, que se traduce en acciones. (…) han aprendido a tomar la palabra a su manera y a reapropiarse de los instrumentos de comunicación.


Reguillo observa desde una mirada sociocultural las prácticas juveniles para romper con ciertos esteticismo y con la mirada epidemiológica que pesa sobre las narrativas construidas alrededor de los jóvenes. Pone el acento en la historicidad, la mirada a largo plazo, donde se problematiza lo instituyente, lo instituido y el movimiento.
Desde esta perspectiva, narra como con los movimientos estudiantiles de fines de los sesenta empezaban a ser los jóvenes vistos como un actor social que tendía a ser observado con temor o romanticismo, construido como rebelde sin causa -desde el cine-. En los setenta, los jóvenes actuaron desde las guerrillas y movimientos de resistencia y el discurso del poder seguía hablando de la manipulación sobre la “inocencia” y “nobleza” éstos.
Después de la derrota política y por tanto de las utopías, los jóvenes de los ochenta estuvieron ausentes de la escena política. En los ‘90 el imaginario se extendía a construirlos como violentos y delincuentes y cuyo agente manipulador se convertía en la droga.
Reguillo, propone a la categoría de joven como invento de la posguerra, donde se los empieza a construir no sólo cómo sujetos de derecho sino como sujetos de consumo.
En el mapa contemporáneo las instituciones que debieran dar un marco de delimitación al mundo juvenil están en crisis. Es ahí, donde la economía y las políticas formales han fracasado en la incorporación de los jóvenes, donde se fortalecen los sentidos de pertenencia y se configura un actor político, a través de un conjunto de prácticas culturales que no se agota en una lógica de mercado.
Tres procesos que vuelven visibles a los jóvenes:
* H Reorganización económica por la vía del aceleramiento industrial científico y técnico.
* H Ajustes en la organización productiva de la sociedad, en la oferta y consumo cultural.
* H Ajustes en el discurso jurídico.
Entendiendo a las categorías como sistema de clasificación social, fundamentalmente productos del acuerdo social y productoras del mundo. La autora propone a la categoría de joven como narrativas en conflicto. Para ello recorre distintas perspectivas que constituyen la formación del concepto de joven
En términos de la vinculación de los jóvenes con el sistema o estructura, pueden reconocerse dos tipos de clasificación:
los pensados como “incorporados”. Menos estudiados, producción escasa y dispersa
los “alternativos” o “disidentes”. Los estudios se centran en estas formas de agregación, adscripción y organización juvenil.
Es a partir de los 90, con los estudios interpretativos, que los jóvenes empiezan a ser pensados como un sujeto con competencias para referirse en actitud objetivantes a las entidades del mundo, como sujetos de discurso con capacidad para apropiarse y movilizar los objetos sociales, simbólicos y materiales, como agentes sociales.
Asimismo se plantean tres grandes ejes relacionados a las preguntas que desde la ciencia se plantean a lo “real”:
- El grupo juvenil o los nombres de la identidad: dos tipos de estudio, uno, desde la constitución grupal a la societal; otro desde los ámbitos sociales al grupo, la cual buscar entender el sujeto juvenil desde sus múltiples papeles e interacciones sociales, rompiendo con imperativos territoriales y identidades esenciales. Construye categorías como “culturas juveniles”, “adscripción identitaria”e “”imaginarios juveniles”
- La alteridad, el rol del otro. Entendiendo la identidad como relacional, el antagonista más allá de las diferencias, otorga un sentimiento de pertenencia a un “nosotros”
- El proyecto y las diferentes prácticas juveniles o formas de acción colectivas, no han sido trabajadas finamente y se han construido desde la negatividad y descalificación de los constitutivos políticos en las representaciones y acciones juveniles.
Para construir lo juvenil es necesario observar también como los jóvenes han adquirido visibilidad social como actores diferenciados a través de su paso por las instituciones de socialización; así como por el conjunto de políticas y normas jurídicas que definen su estatuto de ciudadano y por la frecuentación, consumo y acceso a cierto tipo de bienes simbólicos y productos culturales específicos.
“lo cultural tiene cultural tiene hoy un papel protagónico en todas las esferas de la vida. Puede aventurarse la afirmación de que se ha constituido en un espacio al que se han subordinado las demás esferas constitutivas de las identidades juveniles. Es en el ámbito de los significados, los bienes y los productos culturales donde despliega su visibilidad como actor situado socialmente con esquemas de representación que configuran campos de acción diferenciados. (…) es en el campo de las expresiones culturales donde los jóvenes se vuelven visibles como actores sociales”52
Para plantear el problema de nombrar la identidad y el análisis del mundo juvenil, Reguillo plantea 4 conceptos claves en relación a los modos de agregación e interacción juvenil:
* El grupo: reunión de varios jóvenes que no supone organicidad y cuyo sentido está dado por las condiciones de espacio y tiempo.
* El colectivo: reunión de varios jóvenes que requiere cierta organicidad y cuyo sentido está dado por un proyecto compartido y cuyos miembros pueden o no compartir adscripción identitaria.
* Movimiento juvenil: supone la presencia de conflicto que convoca a los actores juveniles en el espacio público. Carácter táctico. Puede implicar alianzas con diversos grupos o colectivos.
* Identidades juveniles: de manera genérica nombra la adscripción a una propuesta identitaria.
Además tres conceptos ordenadores:
* H Agregación juvenil: formas de grupalización de los jóvenes.
* H Adscripciones identitarias: nombra procesos socioculturales mediante los cuales se adscriben presencial o simbólicamente a ciertas identidades sociales y asumen discursos, una estética y unas prácticas.
* H Culturas Juveniles: conjunto heterogéneo de expresiones prácticas socioculturales juveniles.
Para comprender, en base a los ejes y ordenadores explicitados, la complejidad del sujeto joven es necesario tener en cuenta la situación histórica, política, social y cultural del momento. Teniendo en cuenta la paradoja de lo social, la incertidumbre como única certidumbre, donde la posibilidad de un nuevo orden está dada a partir de la erosión, el sujetos joven puede entenderse en cuanto a una heterogeneidad de actores y practicas que se agrupan y desagrupan en microdisidencias comunitarias en las que caben distintas formas de respuestas y actitudes frente al poder.
La escuela se erige en fiscal, en juez y jurado pero difícilmente se asume como parte de la problemática de las culturas juveniles y mucho menos como propiciadora de esta problemática por su incapacidad de entender que el ecosistema bidimensional que descansaba centralmente en la alianza familia –escuela ha sido agotado y que en una y otra institución hay un conjunto complejo de dispositivos mediadores, entre ellos los medios de comunicación, que posibilitan al joven el acceso simultáneo a distintos mundos posibles.
Retomando a Margaret Mead, Reguillo plantea que la sociedad está experimentando un nuevo momento cultural donde pasado y presente se reconfiguran a partir de un futuro incierto y que son los jóvenes los actores mejor dotados para asumir la irreversibilidad de los cambios operados .Lenguaje del videoclip y la figura del hipertexto como conceptos claves para entender la adaptabilidad a los procesos.
Reguillo analiza el rol de lo jóvenes entre la insumisión y la obediencia biopolítica de las culturas juveniles.
Existe hoy dos grandes narrativas sociales del cuerpo, entendiéndolo como vehículo primero de sociabilidad, por un lado el cuerpo liberado y obstinadamente joven que se libera de la edad y se convierte en un imaginario, y por otro el cuerpo pecador castigado por la ira divina a través del SIDA, como metáfora de derrota del cuerpo. Entre ambas narrativas media la biopolítica cuyo objetivo es el sometimiento del cuerpo a una disciplina que lleva a la optimización de sus capacidades y al incremento de su utilidad. En cuanto a los jóvenes destaca cuatro áreas de relación a la biopolítica: las dimensiones raciales en sus vínculos con:
*la pobreza.
*el consumo
*la moral publica,
*la dimensión de género
A través de las formas de la biopolítica además de develar lo mecanismos de control se puede hacer salir de la “clandestinidad”los dispositivos a través de lo cuales lo cuerpos juveniles subvierten el orden programado, en el entramado complejo de sus interacciones
Se plantea así un acercamiento a la comprensión de las identidades juveniles, a través de sus prácticas y discursos bajo dos dimensiones:
-la dimensión situacional: permite el análisis intragrupal de colectivos específicos y el análisis de diferentes adscripciones identitarias que se expresan en un contexto sociocultural particular.
-la dimensión contextual relacional: que permite ubicar los elementos políticos, económicos, culturales y sociales en tanto condiciones para la emergencia, expresión y mantenimiento de ciertas identidades sociales; y el dialogo abierto con la memoria histórica de los procesos que permite entender las continuidades y rupturas.
Uno de los elementos para comprender el mundo juvenil es la Socioestética: relación entre los componentes estéticos y el proceso de simbolización de estos a partir de la adscripción de los distintos grupos identitarios que los jóvenes conforman.
El analista, para Reguillo, no debe desechar la información que emana de los objetos, de las marcas, lenguajes corporales, sociolectos, sino analizarlos como componentes fundamentales que ayudan a completar la autopresentación de los actores para hacerse reconocer como únicos y distintos. Toda identidad necesita “mostrarse”, comunicarse para hacerse real lo que implica por parte del actor individual o colectivo la “utilización dramatúrgica” (Habermas, Goffman) de aquellas marcas, atributos y elementos que permitan desplegar su identidad.
Por tanto, el concepto de identidad se transforma. La crisis generalizada y los cambios introducidos por la globalización y la especificidad local de sus manifestaciones señalan un desplazamiento de la noción de identidad referida al locus hacia la adscripción identitaria, cuyos referentes se articulan en torno a los más variados objetos. Se trata de adscripciones móviles, efímeras, cambiantes y capaces de respuestas ágiles y a veces sorprendentemente comprometidas.103
A partir de esta definición Reguillo realiza relatos etnográficos sobre diferentes formas de adscripción identitaria juvenil:
Los anarcopunks, los tagger,
Ambos representan las antípodas en el modo de experimentar y ubicarse en el conflicto urbano.
Los raztecas y, los ravers
Ambos prefiguran las opciones de futuro en un mundo incierto.
Los cuatro apuntan al centro de la crisis de la modernidad
Ante el actual panorama de transformaciones los jóvenes han sido afectados en su percepción de la política, del espacio y del futuro, compartiendo la posesión de una conciencia planetaria, globalizada ( “vocación internacionalizada”) donde nada del mundo le es ajeno; priorizando los pequeños espacios de la vida cotidiana como trincheras para impulsar la transformación global. Existe un respeto casi religioso por el individuo que se convierte en el centro de las prácticas, seleccionando también, cuidadosamente las causas sociales en las que se involucra. Se deja de entender al barrio como territorio propio, epicentro del mundo y de sus prácticas.
Reguillo plantea estudiar a los jóvenes en el mundo social, donde se construyen y se configuran en el “contacto” con una sociedad de la que también forman parte. Este análisis implica aceptar el desafío que propone la transformación en las formas de la ciudadanía, y la transformación en la percepción y concepción del espacio y del tiempo operada por los procesos de globalización.
Otro elemento importante a tener en cuenta es la invención del territorio en tanto permite trabajar la relación entre la geopolítica del mundo y la construcción-apropiación que hacen los jóvenes de nuevos espacios a los que dotan de sentidos diversos al trastocar o invertir los usos definidos desde los poderes.
Si de un lado es fundamental reconoce (y aplaudir) los signos de una sociedad civil en plena emergencia, de otro lado se requiere un optimismo cauteloso que permita hacer la crítica de las formas de socializad contemporánea. La dificulta estriba en que el movimiento no se detiene para esperar pacientemente a que pensemos; hoy más que nunca la sociedad requiere de la habilidad para establecer las reglas de juego. Por lo pronto es urgente una investigación que penetre hermenéuticamente en los mundos y los modos de vida de las culturas juveniles , como condición para el impulso de ese proyecto político sin el cual la diferencia y la diversidad son meros instrumentos retóricos de la dominación y caldo de cultivo para la(s) violencia(s).161

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